El turrón de Agramunt: Historia


El Turrón de Agramunt, es un exquisito dulce típico de Cataluña, y obviamente originario de nuestra localidad, situada en la provincia de Lérida.

Este turrón se caracteriza por su elaboración artesanal, que se ha transmitido de generación en generación, preservando así una tradición centenaria. Los ingredientes principales que componen este turrón son la miel, el azúcar, la clara de huevo, y una selección de frutos secos de alta calidad, como almendras y avellanas, que aportan un sabor distintivo y delicioso.

Lo que hace único al Turrón de Agramunt es su textura, la cual es más suave y menos compacta en comparación con otros tipos de turrón. Esta particularidad se debe al proceso de mezclado y horneado de la masa, que le otorga una consistencia ligera y un sabor que se deshace en el paladar. Además, su sabor equilibrado y la cuidadosa selección de ingredientes hacen que este turrón sea un manjar muy apreciado, especialmente durante las festividades navideñas.

El Turrón de Agramunt cuenta con una Denominación de Origen Protegida (DOP), lo que garantiza no solo su autenticidad, sino también el cumplimiento de estrictos estándares de calidad. Este sello de protección asegura que el turrón se elabora siguiendo las técnicas tradicionales y con ingredientes locales, lo que lo convierte en un producto de gran valor gastronómico y cultural.

Sin duda este manjar es una de las joyas de nuestra población, la cual ha conquistado paladares durante siglos, y es por ello que le dedicaremos varios artículos en nuestro blog.

A lo largo de esta serie, exploraremos en profundidad varios de sus aspectos, como en este caso su historia, y más adelante los secretos de su elaboración, su evolución a lo largo del tiempo y su impacto cultural. 

Como os apuntamos, en este primer artículo, comenzaremos nuestro viaje descubriendo sus orígenes, desenterrando las raíces de una tradición que se remonta varios siglos atrás. Acompáñanos en este recorrido por el pasado, presente y futuro de un dulce que ha dejado una marca imborrable en la gastronomía catalana.

TRADICIÓN CENTENARIA Y SABOR AUTÉNTICO: LA HISTORIA DEL TURRÓN DE AGRAMUNT, UN DULCE TESORO DE CATALUÑA

La referencia documentada más antigua sobre la producción del Turrón de Agramunt data de 1741, según se recoge en una serie de cartas de la familia noble Siscar, oriunda de nuestra población. Estas misivas detallan el número de personas dedicadas a los diversos oficios presentes en la villa en aquel entonces. Esta información se encuentra entre los últimos documentos adquiridos por el Ayuntamiento y está conservada en el archivo histórico municipal.

En estas cartas se menciona el oficio de turronero, que destacaba como uno de los más numerosos, con un total de siete personas dedicadas a él. Este dato revela que la producción de turrón tenía una gran importancia en la villa y sugiere que la tradición de la turronería en Agramunt se remonta a mucho antes de 1741.

La falta de documentación que acredite con exactitud el origen del oficio de turronero en Agramunt se debe a que no era una ocupación a tiempo completo, sino que a menudo complementaba la agricultura u otras actividades, como la confitería. Por esta razón, en los documentos notariales, la turronería aparece a menudo como un oficio secundario. Además, la pérdida de documentos a lo largo de los años, especialmente debido a las diversas guerras que afectaron duramente a Agramunt, ha contribuido a la escasez de registros históricos.



A pesar de la escasez documental, se sabe que la turronería ya estaba establecida como una tradición en Agramunt durante el siglo XVII. Esta tradición se mantuvo viva y fue ganando reconocimiento, hasta que en el siglo XIX el turrón producido en la villa comenzó a ser conocido como "Turrón de Agramunt”. Esta evolución se puede corroborar con el libro "Tratado completo y práctico de confitería y pastelería", publicado en 1847, donde se incluye la receta del "Turrón de Miel o de Agramunt".

Durante los siglos XIX y XX, el Turrón de Agramunt alcanzó gran prestigio, en parte gracias a la presencia de los turroneros en ferias, mercados y eventos, especialmente en los puestos que instalaban en Navidad en Barcelona. En la feria navideña de Barcelona, estos solían ubicarse en diversos puntos de la Rambla y en los portales de las casas más céntricas, donde tenían lugares fijos. Sin embargo, los turroneros de Jijona pronto se convirtieron en competidores, ocupando los de Agramunt los lugares más estratégicos y obligando a los valencianos a optar por alquilar tiendas o puestos más costosos.

Para diferenciarse, los turroneros de Agramunt vestían trajes de campesinos elegantes, con los hombres luciendo barretinas muscas y las mujeres pañuelos de seda blanca. La fama de estos artesanos incluso llegó a la literatura, como se refleja en la obra de teatro "La Nodriza" de Serafín Pitarra, publicada en 1872, donde la protagonista es una turronera de Agramunt.

Los turroneros de Agramunt también participaban activamente en ferias y mercados de localidades cercanas y lejanas, donde a menudo pasaban varios días. En la propia Agramunt, mostraban su trabajo en las tres ferias anuales: la del 3 de mayo, la del 10 de agosto y la del 4 de diciembre. Su participación era tan numerosa que en un documento de 1803 se menciona que en la feria del 4 de agosto estos no cabían en la plaza Mayor y Mercadal, por lo que debían instalarse bajo los porches, desde la casa de las monjas hasta la del Sr. Jaume Borrell.

Sin embargo, no se puede determinar con exactitud cuántos obradores existían en la villa. Aunque se conocen algunas de las familias dedicadas a este oficio, no es hasta la aparición de los primeros anuarios estadísticos, donde se menciona la industria local, que se pueden identificar con precisión algunos nombres y apellidos. Estos anuarios y guías, sin embargo, a menudo ofrecen información incompleta o inexacta, ya que en registros posteriores se echa en falta el nombre de algunos turroneros que también ejercían en esa época.

Durante la Guerra Civil, la actividad turronera, al igual que otras actividades económicas, se vio gravemente afectada y se paralizó. Tras la guerra, se reanudó la producción, pero los problemas de abastecimiento de materias primas, especialmente de avellanas, generaron grandes dificultades. Algunas familias abandonaron el oficio durante la posguerra, pero otras continuaron hasta el día de hoy, manteniendo la tradición de elaborar turrones con los ingredientes y procesos característicos que han hecho famoso al Turrón de Agramunt.

En la actualidad, la presencia del Turrón de Agramunt en ferias, tiendas, supermercados y grandes superficies comerciales ha sido clave para su reconocimiento, junto con los distintivos otorgados por la Generalitat de Cataluña y la Unión Europea.
 
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